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MEMORIAS MUNDIALISTAS CHILE 1962

Memorias Mundialistas: Chile 62, el pajarillo que conquistó el mundo 

Brasil era bicampeón y sin Pelé en la cancha 

Javier Briseño Domínguez 

Cuatro años después de que el mundo viera nacer al «Rey Pelé», un joven de 17 años que había conquistado al mundo con el balón en sus pies, el Campeonato Mundial volvería al continente que lo vio nacer luego de dos ediciones realizadas en el viejo continente. 

La sede para esta ocasión sería Chile, país sudamericano que aún se encontraba adolorido por el terremoto de Valdivia ocurrido el 21 de mayo de 1960 pero que quería contener su llanto y sanar sus heridas con la fiesta del futbol.  

El país andino acogería a otras 15 selecciones para la realización de una nueva edición del Mundial y en donde los invitados eran 10 naciones europeas y 6 de América. 

El grupo «A» estuvo conformado por la Unión Soviética, Yugoslavia, Uruguay y la debutante Colombia; el «D» lo lideraba Alemania, seguido de Italia, Suiza y la anfitriona Chile; El «C» lo ocuparon Brasil, Checoslovaquia, España y México; mientras que el «D» lo disputaron Hungría, Inglaterra, Argentina y una selección novata en estas competencias: Bulgaria. 

La inauguración de la Copa del Mundo estaría a cargo de un choque de sudamericanos, en el que Uruguay, la máxima ganadora de la competencia junto a Italia, terminaría derrotando a Colombia por marcador de 2-1. 

Sin embargo, el buen arranque de los charrúas no sería suficiente pues caería en sus siguientes dos compromisos ante la Unión Soviética y Yugoslavia, naciones que se quedarían con los dos boletos a la siguiente ronda con cinco y cuatro puntos respectivamente, dejando en el sótano a la nación del café con un solo punto. 

El segundo sector se quedaría en manos de Alemania Federal que producto de dos victorias y un empate lideraría el grupo con cinco puntos, uno más que Chile que quedo segunda motivada por el apoyo de su gente. Italia quedó descalificada al ubicarse en la tercera posición con tres unidades, en una seguidilla de malos resultados en mundiales, tras sus dos campeonatos en los tiempos de Mussolini, al tiempo que Suiza fue el sotanero de todo el torneo al perder sus tres juegos. 

El grupo «C» entraría en acción con el debut de México ante la poderosa y campeona Brasil. En el papel se esperaba una nueva goleada a favor de la ‘canarinha y en contra de los mexicanos, pero la escuadra dirigida por el legendario Ignacio Trelles cayó con la cara al sol al permitir solo dos goles de la poderosa ofensiva amazónica, uno de Mario Lobo Zagallo y Pelé, haciendo un partido digno. 

Brasil llegaba de ser la primer selección que se coronaba en continente ajeno e iniciaba con el pie derecho la defensa de su título, aunque un acontecimiento desafortunado puso en entredicho su favoritismo ya que en el segundo juego de la fase de grupos ante Checoslovaquía, la joya del futbol mundial, Edson Arantes Do Nascimento «Pelé» saldría cojeando de la cancha luego de sufrir un desgarre en el muslo que lo obligó a abandonar el torneo. 

Sin el talento de Pelé, el juego terminó igualado sin goles, y aunque el camino de la verdeamarela parecía ensombrecer, en el resto del trayecto fue un habilidoso «pajarito», bajo de estatura y de piernas chuecas mejor conocido como Garrincha el encargado de desplegar la magia en favor de su selección. 

A pesar de no ser tan aplastante como cuatro años antes, los amazónicos lograron adueñarse el grupo con cinco puntos, seguidos de Checoslovaquia que sufrió para avanzar con tres puntos. 

Mención aparte merece la actuación de México que por fin saboreaba las mieles de una victoria en la máxima justa del futbol. Tras caer en el duelo del debut, perdió de igual manera en su segundo encuentro ante España por la mínima diferencia en donde la mejoría en la cancha era notoria. 

Parecía cuestión de tiempo para que llegara el primer éxito en el torneo y así fue. En el duelo ante Checoslovaquia, ya sin nada que hacer para califica, México jugó con todo por ganar y nada que perder.  

Iniciando el juego, cuando los aficionados aún no terminaban de sentarse en sus asientos, los europeos se fueron al frente en el marcador con gol de Vaclav Masek apenas al minuto uno, lo que era un impacto brutal para el combinado nacional. 

A pesar del balde de agua fría, once minutos después México dio señales de valentía con el gol de Isidoro Díaz, entonces delantero de las Chivas; uno de sus archirrivales, Alfredo Del Águila, que jugaba en el América, se encargó de dar la vuelta al marcador con anotación al minuto 29. 

Checoslovaquia, que ya tenía tres puntos de cosecha, se jugaba su clasificación en este juego, dado que España que tenía una unidad podría alcanzarlos en la tabla de posiciones con la combinación de resultados. Por ello, no especularon y se fueron al ataque y, aunque insistían en busca del empate, Héctor Hernández puso el 3-1 definitivo por la vía penal al minuto 90. 

Finalmente, en el grupo «D», Argentina sufriría un nuevo fracaso al ser eliminada en primera fase a costa de la nueva regla de la diferencia de goles, ya que aunque los pampero e Inglaterra tenían tres puntos, los ingleses avanzaron por tener diferencia de +1 por –1 de los sudamericanos. En primer lugar quedó Hungría y Bulgaria en el sótano. 

En la ronda de cuartos de final, tres de los cuatro enfrentamientos fueron resultados que en el papel eran sorpresivos. Brasil fue el único que hizo valer su condición de favorito y no tuvo problemas para vencer a Inglaterra tres goles a uno; Chile sorprendía a la Unión Soviética (2-1) mientras que Checoslovaquia le hacía lo mismo a Hungría por la mínima diferencia y en el último juego, Yugoslavia le propinaría una dolorosa derrota a Alemania por el mismo marcador. 

De esta manera, a la ronda de los mejores cuatro llegaban dos naciones de América y dos de Europa, en donde se enfrentarían Chile contra Brasil y Checoslovaquia ante Yugoslavia, por lo que para la final habría choque entre viejo y nuevo continente. 

Checoslovaquia, que había estado al borde de la eliminación en la primera ronda, consumaría una sorpresa más en el certamen al derrotar tres goles a uno a Yugoslavia que saltaba como favorita en esta llave. 

Garrincha y Vava se encargarían de acabar con las ilusiones de los anfitriones en la semifinal, ambos con doblete para sellar el pase a una final más a pesar de que Chile vendió cara la derrota de 4-2, para posteriormente quedarse con el premio de consolación, el tercer lugar del torneo, el máximo logro en la historia del futbol chileno. 

La final estaría programada para el 17 de junio en el estadio Nacional de Santiago. A pesar de que Brasil había ido en constante mejoría a lo largo del torneo, no llegó a ser aplastante, para muestra fue el juego ante Checoslovaquia en la fase de grupos cuando igualaron sin goles.  

Ahora la canarinha volvería a enfrentar al único equipo al que no había podido derrotar durante el campeonato y que además venía de dar grandes sorpresas en los cuartos y semifinales. 

Los fantasmas comenzaron a aparecer sobre el cesped, pues los europeos se fueron al frente en el marcador con un gol de Josef Masopus al minuto 15 que encendería la ilusión de una nueva sorpresa a su favor y una nueva tragedia para la historia del balompié carioca. 

Aunque la sorpresa fue mayúscula tanto para los asistentes que abarrotaron el estadio como para los que observaban en sus casas a través del televisor, Brasil reaccionó de manera inmediata y tan sólo dos minutos después igualaron el marcador con anotación de Amarildo. 

La tónica de la primera parte fue completamente en favor de los sudamericanos, pero el orden defensivo que ya era una característica de las escuadras del viejo continente mantuvo el resultado igualado hasta el descanso. 

Para la segunda parte, en el minuto 69, una gran jugada de Amarildo por el costado de la izquierda rindió sus frutos, el habilidoso delantero sacó un centro colocado como si hubiera sido ejecutado con la mano para que a segundo poste llegara Zito y con la cabeza poner adelante a los cariocas. 

La mayoría de la afición, que era la que apoyaba a los brasileños estalló en júbilo aplaudiendo la gran muestra de habilidad. 

El ataque comandado por Garrincha y Zagallo, más las incursiones del lateral Nilton Santos, continuaba sus embestidas que al minuto 78 generarían un error inverosímil del lado rival. 

Un saque de banda por el costado derecho en favor de Brasil, el balón llegó a los pies de Djalma Santos que aprovechando el bote del balón envío un balón sumamente elevado al área rival, sin embargo, en el deporte y en especial el futbol, puede ocurrir grandes emociones cuando la jugada parece estar perdida. 

El arquero checoslovaco Viliam Schrojf, levanto la mirada, ubicó el balón, dio unos pasos hacia al frente al mismo tiempo que levantaba las manos para asegurar la esférica, un instante de descuido ocasionó un mal cálculo para irse de largo y, aunque estiró los brazos cuan largos eran para corregir, no pudo sostener el balón dejándolo a la deriva en plena área chica para que el oportuno Vava punteara el balón hacia las redes. 

El 3-1 fue una loza muy pesada para el ímpetu de los checoslovacos y con doce minutos por jugarse no lograron cambiar la historia.  

Brasil levantaba por segunda ocasión consecutiva el Jules Rimet, igualando a Uruguay e Italia como las naciones más ganadoras del torneo y lo hizo sin Pelé. 

La Verdeamarela se basó en el poderío y calidad del resto de su plantilla, liderados por los mágicos regates de Garrincha que, a pesar de no haber anotado en el duelo final, se consagró como el mejor jugador del torneo y como uno de los goleadores de la justa con cuatro goles.  

Garrincha, el pajarillo de las piernas chuecas, que más bien parecía una gacela por las bandas, se había echado al equipo al hombro y lo condujo hasta la gloria.           

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